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La atención es quizás uno de nuestros recursos más preciados. Es a través de ella que realmente disfrutamos el tiempo y apreciamos las cosas que están a nuestro alrededor. En los negocios, es la atención lo que más importa: ¿qué tanto cuidas a tus clientes? ¿que tanto conoces sus necesidades y deseos? ¿que tanto cuidado pones a los detalles? Tener consciencia de nosotros mismos y nuestro entorno nos ayuda a mejorar en todas las áreas que lo requieren. El mayor respeto que le podemos dar a una es darles nuestra atención cuando estamos con ella. Sin embargo, nadie nos enseña a desarrollar esta valiosa habilidad. Nuestros padres y maestros nos piden que pongamos atención pero no nos enseñan cómo. En un mundo diseñado para distraernos, no es fácil crear el hábito de estar el momento, pero como cualquier cosa, la práctica es la clave. A continuación te damos algunas herramientas importantes para que empieces a fortalecer esta cualidad:

Para tí:

Encuentra momentos cotidianos en el día que puedas aprovechar para estar presente: Siente la sensación del agua y jabón en tus manos cuando lavas trastes. Escucha a profundidad los sonidos de tu casa cuando estás trabajando,

Elimina distracciones: disminuye las notificaciones al mínimo indispensable. En todos los teléfonos existe esta opción en la configuración. Escoge un lugar de trabajo limpio y simple, con pocos elementos que distraigan.

Ten un horario: agenda momentos en tu día donde puedas aislarte por completo de las comunicaciones y otros en donde puedas relajarte y dejar que tu mente haga lo que quiera. Durante los bloques de trabajo, no hagas más de una actividad a la vez. El multitasking no funciona.

Atrápate distraído: cada vez que te des cuenta de que te distrajiste, haz una nota mental y regresa al presente. Puedes practicar esto poniendo atención a las sensaciones de tu cuerpo.

Para tus clientes:

Escucha: más allá de las palabras exactas, fíjate en el tono, en los modos y en las expresiones. Estudia muy bien a tus clientes para anticiparte a sus necesidades y que sientan cariño por tu negocio. Lo que más necesita la mayoría de la gente, es que le pongan atención.

Pregunta: no adivines ni supongas, pregúntale a la gente lo que quiere. Abre un canal para que tus clientes expresen sus inquietudes o comentarios y tómalos en cuenta para dar un mejor servicio. 

Cuida los detalles: desde el orden y la limpieza del lugar hasta la forma de presentarte, que siempre se vea el amor y compromiso que pones en el servicio. Piensa en un extra que puedas hacer para dar gusto, puede ser un detalle en la tarjeta de contacto del local o un mensaje agradable en las bolsas. Da más de lo que te piden.

La atención es como un músculo que se vuelve más fuerte cada vez que la ejercitas. Cada vez que te concentras se vuelve más fácil y te das cuenta de más cosas. Haz de esta práctica una de tus prioridades y verás el gran impacto que tiene en tu vida.