Los seres humanos tenemos la creencia de que somos capaces de tomar decisiones racionalmente. Esto es falso. Hay muchos factores inconscientes que influyen sobre nuestra forma de pensar. Nuestra propia mente nos engaña a veces y nos cuenta las historias que queremos escuchar. Son las emocionas las que guían la mayoría de nuestros pensamientos. Esto es inevitable. Sin embargo, ser conscientes al respecto nos ayuda a anticiparnos al problema y a ser más objetivos.
El éxito de cualquier sistema depende en gran parte de su capacidad de mantenerse libre de parcialidad. Si bien para algunas cosas es muy importante ser sensible y empático, cuando se trata de tomar decisiones importantes, es la razón la que debe prevalecer. Lo que hace a un gran líder es su habilidad de separarse de sus impulsos y guiar a la empresa en la dirección más conveniente para todos.
Es importante que en estos tiempos de COVID-19, en los que el miedo predomina, nos mantengamos cercanos a la razón. Esto no significa que no sientas nada sino que sepas determinar de qué manera estos sentimientos están afectando tu juicio y alejándote de la realidad. Para superar una crisis, esta cualidad es una de las más necesarias. Toma este papel en tu comunidad. Adoptar esta cualidad es muy importante para mantener cualquier proyecto firme y en evolución. Aplícala en tu proyecto de farmacia. Analiza muy bien a tus clientes y sus necesidades, analiza las tuyas y las de tus empleados, mantén la cabeza fría tanto en el éxito como en el fracaso. Proyecta esa seguridad y firmeza que necesitamos ahora.
Estas son algunas de las trampas de pensamiento más comunes:
- Efecto de arrastre: hacer o creer algo sólo porque las personas que nos rodean lo hacen.
- La heurística de la disponibilidad: sobreestimar la importancia de la información que tenemos disponible y que recordamos más fácilmente. Es importante buscar más fuentes de información y consultar estadísticas.
- Efecto Dunning-Kruger: sentirse superior o inferior a los demás. Más, o menos inteligente.
- Efecto encuadre: una misma información se puede interpretar de formas distintas. Muchas veces los medios nos presentan la información con un objetivo particular.
- Sesgo de la confirmación: buscar y favorecer la información que confirma nuestras creencias e hipótesis. Tendemos a creer solo la información que se alinea con creencias previas.
- La maldición del conocimiento: creer que porque alguien es experto en algo eso le da automáticamente la razón. Nadie lo sabe todo y todos podemos caer en el error.
- Reactancia: cuando hacemos lo contrario a lo que nos piden o recomiendan, como un acto de rebelión. Mucha atención a esta trampa en estos tiempos.
- La falacia del costo hundido: negarse a abandonar algo que ya no funciona porque ya hemos invertido mucho en ello. Hay que saber cuándo dejar ir las cosas y cortar nuestras pérdidas.
- Prejuicio de retrospectiva: creer que sabíamos que algo iba a pasar una vez sucedido. A veces alteramos nuestros recuerdos para acomodarlos a la realidad actual. Decimos “¡Lo sabía!” Pero muchas veces no es cierto.
- El efecto anclaje: dar demasiada importancia a la primera pieza de información que recibimos. Esto se usa mucho en ventas: los descuentos no son reales, el que los hace primero subió mucho los precios y luego los bajó, pero sigue ganando.
Hay muchos más trampas cognitivas que podrías detectar si pones mucha atención a tus procesos mentales y te cuestiones las cosas rigurosamente. El primer paso para ser más racional es ser humilde y aceptar que no lo eres del todo.